Las dificultades de los futuros educadores

Más allá de los cambios urgentes provocados por la pandemia y de la mayor vulnerabilidad de toda la comunidad educativa, la educación se enfrenta a cuestiones más complicadas. Debemos ser honestos sobre los problemas actuales a la hora de pensar en la dirección de la educación.

El papel del profesor, cómo se le ve en la ciudad o la sociedad en general, ha sufrido una profunda transformación. No sólo han cambiado la sociedad, también el entorno, la organización de las aulas, las distintas etapas académicas y las formas de almacenar y acceder a la información.

La primera dificultad es adquirir autoridad

Ser profesor ya no basta para conferir autoridad a una persona. Antes de que la educación fuera accesible a todos, algunos oficios eran valorados por los conocimientos culturales que podían aportar y la información que validaba su vocación. Los maestros, sacerdotes, abogados y banqueros eran individuos distintivos de cada pueblo o zona, y todos eran varones.

El perfil del maestro ha cambiado, con un mayor número de mujeres que imparten clases en los centros de educación infantil y primaria como consecuencia de los cambios sociales, la inclusión de la mujer en el mercado laboral, la introducción y el aumento exponencial del uso de las nuevas tecnologías en la educación, y otros factores.

La segunda dificultad es transmitir la responsabilidad y la convivencia

Lo más importante es lo bien que se llevan el instructor y el alumno, así como la forma en que ambos se relacionan con la cultura y la información. El conocimiento, el instructor y el alumno interactúan entre sí como los vértices de un triángulo. Esto conduce al aprendizaje real, que es el desarrollo de personas independientes que pueden funcionar en sociedad.

La dinámica profesor-alumno debe apoyar el desarrollo de individuos adaptables, receptivos y críticos. Además, debe recaer la responsabilidad del aprendizaje en los propios alumnos; los profesores deben ser capaces de propiciar entornos y circunstancias que fomenten el aprendizaje.

La tercera dificultad es la implicación

El escenario actual demuestra cómo un profesor necesitará un alto grado de adaptabilidad y empatía para gestionar una situación cada vez más compleja. Tenemos grandes ratios de alumnos por profesor y tratamos con una amplia gama de diferencias, disparidades y situaciones desafiantes.

Es esencial dar prioridad al desarrollo de competencias, así como comprender que el conocimiento es accesible a todos y gratuito. Esto debe hacerse en colaboración y cooperación con otros profesionales de la educación, teniendo también en cuenta el papel de la familia, otros profesionales y la voz del alumno.

La cuarta dificultad es la tecnología

El microcosmos de la escuela no puede ignorar un mundo cada vez más dependiente de las redes sociales, las aplicaciones para teléfonos inteligentes y otras herramientas tecnológicas.

Tendrá que anticiparse a las expectativas de la sociedad en este y otros ámbitos, ayudando a desarrollar las competencias de los estudiantes en este campo y la preparación de los profesores para la enseñanza digital. Tenemos que sumergirnos de lleno en estas redes y en la tecnología y, al mismo tiempo, saber cómo utilizarlas adecuadamente.

De hecho, su uso en la enseñanza ha fomentado un entorno más participativo y ha ayudado a los alumnos a utilizar técnicas de colaboración.

Pero hay que recordar que los llamados "nativos digitales" carecen de un acceso esencial a estas tecnologías. Para evitar que los alumnos queden marginados, los profesores deben actualizar constantemente sus conocimientos y prestar mucha atención a los alumnos que no tienen el mismo acceso a la tecnología.

El reto definitivo: la inclusión

Una educación que ya contempla diversidades deberá seguir avanzando hacia la verdadera inclusión, aún más allá de la integración.

Tendrá que incluir las desigualdades y las grandes dificultades, generar metodologías que favorezcan el aprendizaje en diferentes modalidades y esforzarse por convertir los centros educativos en espacios seguros y protectores para todos los alumnos.